Las montañas. los mares, ... ¡los cielos! ¿Por qué tendrán ese enorme atractivo que trasciende lo meramente pictórico?. Ante lo grandioso, ante lo que nos supera, solo cabe maravillarse y admirarlo con amor y respeto. Mientras, el artista, lleno todo él de buenas disposiciones, intenta plasmar una vez y otra esa inmensidad. ¡Los cielos! ¡Cuanta maravilla!
La Iglesia de Santa María de Jesús es pequeña, bien adornada y, lo más importante, su interior invita a rezar. Dicen los estudiosos que sus orígenes nos remontan al siglo XV. Sus dos cúpulas principales están recubiertas de teja azul esmaltada, mientras que uno de sus tejados situado en un plano inferior repite ondulación, pero utiliza teja roja. La mucha edificación que la rodea y la frondosa vegetación impiden su lucimiento arquitectónico en toda su dimensión. Acuarela pintada en papel Arches satinado, con unas dimensiones de 24,5 x 33 cm.
Los inicios de la primavera han traído una gran inestabilidad atmosférica. Toda una colección de borrascas han atravesado España de Oeste a Este, dejando lluvias, vientos, frío y, en general, cielos nubosos. La blancura del edificio Velas y Vents, y de los veleros que amarraban a sus pies, contrastaba intensamente con la amplia gama de grises de fondo. Las gaviotas, a lo suyo. Acuarela pintada en papel Arches satinado, con unas dimensiones de 24,5 x 33 cm.
Las imágenes que nos ofrece la huerta valenciana son espléndidas. Las alquerías diseminadas, rodeadas de vegetación y de palmeras, con sus fachadas más sombrías protegidas con pinturas especiales, componen unos encuadres muy atractivos para los pintores. Tal es el caso de la que presento, muy próxima a la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Sin embargo, la voracidad constructora devora lentamente estos espacios que tanto oxigenan la mente y los cuerpos. Acuarela pintada en papel Arches satinado y formato 33,5 x 44 cm.
Hace años, en un viaje a Galicia contemplé una sencilla barca en uno de los numerosos puertos pesqueros que jalonan la costa. Los barcos grandes permanecían bien amarrados, mientras que la barcaen su soledad, era mecida suavemente por las olas. Me llamó la atencicón. De aquella foto ha salido la presente acuarela, en formato 24,5 x 33 cm.
