
Este sábado, 29 de mayo, ha sido muy luminoso; las tormentas de ayer por la tarde han dado paso a una mañana esplendorosa, con una luminosidad que sólo se puede encontrar a orillas del Mediterráneo. Al margen de la mayor o menor belleza de la vieja edificación que alberga el motor de agua para los riegos, lo que he pretendido ha sido eso: pintar la luz (si es que fuera posible)
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