No he cambiado de sitio. Se puede decir con toda propiedad que esta acuarela es una continuación de la anterior, pues el rincón que muestro a mis visitantes ya aparece esbozado en la parte izquierda de aquella. Me encuentro en Erts, en la rotonda que enlaza con la subida a Pal y sólo basta girar la vista para ir disfrutando de continuos encuadres. Las sombrillas; ahí está la clave. Sin el blanco de su tela -o el rojo de la plegada- el rincón quedaría apagado, triste. Con el blanco extendido, el contraste de luces y la modernidad del diseño rompen lo que de otra manera hubiera sido un cuadro monótono y sin relieve.
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