En este oasis de frescura y de verdor en medio de la gran ciudad, que es el Jardín Botánico, no sólo encontramos plantas exóticas, delicadas, de difícil pronunciación, sino que también las encontramos sencillas, familiares, incluso recias, acostumbradas a los tórridos calores del verano y a las intensas heladas de los fríos inviernos. Tal es el caso de la humilde encina, carrasca, o, en su nombre científico, quercus iles. Sus ramas se entremezclan con otras muy diversas, formando una sombra compacta y extensa que hace las delicias del lector solitario.
El visitante encontrará en este blog una selección de mis acuarelas sucintamente comentadas, y una lista de blogs y páginas web sobre pintura, literatura y religión, pues no en vano considero el arte como una manifestación del poder creador de Dios, que ha dotado al hombre de la capacidad de plasmar la belleza que le rodea. Para conocer al ser humano con sus ilusiones y esperanzas, y por ende, a su Creador, incluyo esos enlaces.
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