Cerca de la entrada al Jardín Botánico se encuentra un árbol de tronco deslavazado, irregular y ramas que emergen en direcciones contrapuestas entre sí. Si una sube, la que emerge, baja. Si tiene una curvatura ascendente, en la que brota es descendente. Las hojas son de una tonalidad amarillenta intensa. Desconozco su nombre. En cambio, y en primer plano, nos encontramos un ciprés algo deshojado por su parte inferior, de tronco bien redondeado, robusto, vertical, firme, que contrasta vivamente con el anterior. La alegoría está servida para los amantes de la psicología.
Acuarela pintada en papel Sennelier, de 18 x 26 cm.
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