Sol de la tarde

Si hay algo particularmente singular es la luz en la alta montaña. Ya sea el amanecer, como el atardecer, pasando por el mediodía, los juegos de luces son indescriptibles. No he podido vivir esa experiencia, que en mi caso se circunscribe a las pequeñas alturas próximas a Valencia, pero las fotografías que se publican recogen unos colores fascinantes. Y éste es el caso de la pintura que presento, realizada con pastel. Estamos en los Andes; ¿los picos que despuntan?, unos cualquiera; sobran picos en los que fijarse. Los tonos anaranjados contrastan con los carmines y los violetas. Es una sinfonía preciosa, inigualable, irrepetible. El papel utilizado ha sido un Canson de color gris, con unas dimensiones de 29,7 x 42 cm.