En el pulso que casa año mantienen la inestable primavera y el caluroso verano, va tomando ventaja este último, aunque hay momentos en los que la primavera parece recuperar fuerzas. La temperatura de Valencia va en aumento y las oleadas de turistas la hacen más intransitable, lo que hace más arduo el trabajo de encontrar un sitio para pintar con una cierta tranquilidad. Afortunadamente, el jardín Botánico se vuelve más acogedor para aquellos que desean un poquito de paz y tranquilidad. Un reflejo de ello es esta acuarela pintada el penúltimo día de mayo, mientras los jardineros se afanan por tenerlo limpio y ordenado. Realizada en formato 43,5 x 57,5, y papel Arches satinado de 300 gr.