Supersticiones aparte, lo cierto es que es francamente raro encontrar un barco de color amarillo. Si alguna vez han paseado por los pantalanes en los que amarran las embarcaciones de recreo, se habrán encontrado con una inmensa proporción de veleros con el casco de color blanco, algunos de color crema, y muy pocos, de color azul-negro; pero ¿uno con el casco amarillo?... Pero, ¿por qué extrañarse? ¿no se dedicó una canción a un hipotético submarino amarillo? ¿habría de ser menos un velero? Sea como fuere, encontramos este barco en el Club Naútico de Valencia, que con el sol de la tarde, ofrecía un sugerente contraste con sus vecinos y con las sombras del pantalán.
El visitante encontrará en este blog una selección de mis acuarelas sucintamente comentadas, y una lista de blogs y páginas web sobre pintura, literatura y religión, pues no en vano considero el arte como una manifestación del poder creador de Dios, que ha dotado al hombre de la capacidad de plasmar la belleza que le rodea. Para conocer al ser humano con sus ilusiones y esperanzas, y por ende, a su Creador, incluyo esos enlaces.
Esta acuarela nautico es magnifico Antonio! Buen trabajo!
ResponderEliminarUn saludo!
Muchas gracias, Hilda, por tus continuas palabras de ánimo.
EliminarPreciosa marina, Antonio, un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Lupus; me alegra que te guste.
EliminarLa acuarela, como siempre, muy buena. Y ahora que lo dices no he visto nunca una barca amarilla, completamente amarilla no.
ResponderEliminarHecho de menos en el mundo de los veleros esa policromía que observamos en la naturaleza, de ahí que encontrar uno de color amarillo sea todo un acontecimiento. Gracias, Tina.
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